Cuando llega la primavera, Sevilla se viste de gala para celebrar su fiesta más emblemática: la Feria de Abril. Durante una semana, la ciudad se transforma en un epicentro de alegría, color y tradición que atrae a visitantes de todo el mundo. Es una celebración de la cultura andaluza en su máxima expresión.
El Real de la Feria y sus Casetas
El corazón de la feria es el "Real", un recinto efímero que se construye en el barrio de Los Remedios. Sus calles, con nombres de toreros legendarios, se iluminan con miles de farolillos de colores. El Real está compuesto por más de mil "casetas", pequeños espacios privados donde familias y amigos se reúnen para comer, beber, cantar y, sobre todo, bailar sevillanas. Aunque la mayoría son privadas, también hay casetas públicas donde los visitantes pueden disfrutar del ambiente festivo.
Trajes de Flamenca y Paseo de Caballos
La Feria de Abril es también una pasarela de moda. Las mujeres lucen con orgullo el traje de flamenca, un vestido colorido y con volantes que realza la figura, complementado con mantones, flores en el pelo y abanicos. Los hombres visten el tradicional traje de corto. Durante el día, el "paseo de caballos" es un espectáculo digno de ver, con jinetes y carruajes elegantemente engalanados recorriendo las calles del Real.
Sabor y Sonido de la Feria
La gastronomía es una parte esencial de la fiesta. En las casetas se disfruta del "pescaíto frito", jamón ibérico, tortilla española y todo tipo de tapas, siempre acompañadas de una copa de manzanilla o rebujito (manzanilla con refresco de lima-limón). La música es omnipresente: el sonido de las sevillanas, interpretadas por grupos en vivo o por los propios feriantes, inunda cada rincón, invitando a todos a unirse al baile hasta altas horas de la madrugada. La feria es una explosión de vida que celebra la amistad y la alegría de vivir.